LETRA: JOSÉ ALCEDO RUBIO
DIRECCIÓN: MANUEL DE LA VEGA MARÍN
TIPO: UNA CABALGATA DE CARNAVAL Y LAS ELECCIONES
"La Gran Cabalgata" significa mi primera experiencia elaborando Romanceros, y surge a raiz del apoyo que la Asociación de Amigos del Carnaval "Alfonso Hoyos" prestó a esta modalidad, animándonos a varios autores locales a escribirlos para la convivencia que dicha Asociación celebraba una vez acabado el Carnaval. Está escrito pues finalizada la fiesta, y hace referencia al cambio que supuso trasladar la Cabalgata al Sábado, ya que el Domingo de Carnaval de ese año se celebraban Elecciones Generales, y se evitó dicha coincidencia. El texto del Romancero es una comparación entre los participantes habituales en una Cabalgata y los candidatos que se presentaron a dichas Elecciones. El intérprete del Romancero, como de todos los que he escrito, fue el también debutante en la modalidad Manuel De La Vega, "Coco".
que es un pueblo de cotillas,
y también de mentirosos…
¡peor que los cañaíllas!
Tiene guasa, me dijeron,
que el Domingo de Piñata,
por primera vez la Villa
se quedó sin Cabalgata.
Pues sí, señores, la tuvimos,
no sean ya más tozudos,
porque abrían el cortejo
un montón de cabezudos.
Manolo Chaves, Pacheco,
¡Que tíos más horrorosos!
Y aunque no se presentaba
también voy a mentar al Barroso.
Iban con los cabezudos
una jartá de gigantes,
magníficos, poderosos,
y siempre mu echaos pa’lante.
Son gigantes socialistas
que no se bajan del carro:
González y su caterba,
gigantes, con pies de barro.
¡Qué Cabalgata, señores!
¡No faltaron los enanos!
Catalanes chiquititos,
que triunfan en los pactos.
Jordi Pujol y el Núñez...
¡Espera, que me he liado!
Si el Núñez no se presenta...
Pero es catalán...¡y enano!
¡Y qué admirables carrozas
llevaba esta comitiva!
Carrozas que ya han pasado,
que su ruta está perdida.
Carrozas estropeadas,
despintadas y marchitas,
representan la figura
del califa Julio Anguita.
Y esos niños tan coñazos
con sprays y martillitos,
también los vimos de cerca
aquél famoso domingo.
Eran unos sijoputas
que en vez de las papeletas
montaron su cabalgata
con pistolas y metralletas.
Estaban las calles llenas
todas de publicidad,
en las casas y los buzones,
y nadie los lee, ¡ni ná!.
Los partidos se gastaron
casi tos sus ahorrillos…
¡Comprad, si es pa tirarlos,
serpentina y papelillos!.
En mitad del recorrido,
unos cuantos nos cantaban
las penas de Andalucía,
del campo, y de la almadraba.
Nos dicen que el centralismo
se sustenta en una farsa...
Y yo dije, allí en la acera,
¡joé, que buena comparsa!
Un grupo muy trajeado
en sus coplas me asustaba
del peligro de la izquierda,
comunistas y drogatas.
Como tienen pinta fachas
y de ponerse las botas,
le digo yo a esos niñatos:
¡esto sí que es, una chirigota!.
En esta gran Cabalgata
del día doce de marzo
vimos muchas Piñoneras
por un trono peleando.
Para cumplir las cuotas:
¡senadoras piñoneras!
¡piñoneras diputadas!
¡qué pechá de piñoneras!
Termina esta cabalgata
disfrazados por entero:
corderos se vuelven lobos
y lobos con piel de cordero.
Si me equivoco de nombres
no importa, que aquí no yerro:
que son distintos collares
siempre para el mismo perro.
Se acabó la Cabalgata
y le pido al ganador
del concurso de disfraces:
¡no me tengas cara al sol!
Se despide el Romancero
vestido del Batallón,
seguro que así el Jurado
nos dá un premio del tirón.
¡Y el botellón, y el botellón,
Y el botellón…!!!