Al Ayuntamiento por esta distinción, a la Peña de Los Moros y a la Federación de Peñas por haberme propuesto, y a la magnífica Antología de Alfonso Hoyos y a todos ustedes por este aplauso, que es el máximo sueño de un chirigotero que hoy yo estoy orgulloso de haber conseguido.
He dudado mucho sobre qué disfraz ponerme esta noche. Los que me conocen saben que hoy, así, vengo disfrazado. No es habitual. Vengo con el tipo de la agrupación del Carnaval de 2013 “Los que van a recoger el Plumero de Oro”.
— ¿Y por qué me pintas estos coloretes hoy aquí?
— Porque nos ha fallado uno del cuarteto, y tú vas a tener que salir.
Y aunque sólo puedo mencionar, por límites de tiempo y por miedo a olvidar a uno sólo de mis compañeros, a los directores o autores de las agrupaciones, quiero que todos los que han estado a mi lado se sientan presentes esta noche sobre estas benditas tablas del Teatro Principal.
El culpable de que yo me sumerja en el mundo del Carnaval, y de que yo esté esta noche aquí, es Manuel Molins, el Pistola. Él fue quien me llamó, en octubre de 1985, para formar parte de la chirigota “Eva Nazarré y Vamo a Ve´”, diciéndome que no importaba que no supiera cantar, que lo importante era rellenar el grupo hasta alcanzar los doce componentes.
Después Ori, Pablo y Manolo me enseñaron el verdadero Carnaval, y esas lecciones de ellos perduran hasta ahora. De esa época destaco a Los Mozartbetes. Recordar también aquellas chirigotas infantiles como Los Dormilones, con Javi, Manolo, Joaquín...
Luego vinieron las callejeras, con el Ente Polivalente Macacafú MMTA, pero sobre todo con Lourdes, mi mujer. No hay mayor satisfacción que compartir tu afición con la familia, y puedo asegurar que aquellos fueron mis mejores momentos de Carnaval. Un ejemplo fue Fray Bartolomé de las Cachas.
Gabi López Suárez con “Los Fantasmas de la Iglesia San José” me ofrece su chirigota, y me rescata para el Teatro, y en parte me saca de la calle. Fue increíble compartir su música y su amistad, que ya es para siempre.
Mi primera letra para el Carnaval fue un tango para 2º de EGB, que nunca llegué a entregar, y, después de los años, el ciclo se cerraba, escribiendo yo tangos para mi pueblo.
Debo recordar, en un lugar muy destacado, a mi Peña, Hay Moros en la Costa, y a tantos amigos que se marcharon, que no puedo mencionar a todos pero que los represento en los llorados Antonio Carbú y Juan El Tojo. Cada vez que veo a David en su chirigota me acuerdo de Antonio.
Agradezco también la constancia de Joaquín Perea, Juan Montero y Lagardita que han peleado, más que yo mismo, porque este Plumero fuera una realidad.
Y a mis compañeros de trabajo, con los que he participado en los Carnavales desde otro punto de vista, y que junto a ellos ha transcurrido una gran parte de mi vida, ahora incluso algunas horas más gracias a Rajoy, cosa que desde aquí le agradezco.
También a los alcaldes —y alcaldesa— y concejales —y concejalas— con los que he trabajado en Carnaval. Son muchos, pero por mencionar unos nombres, que todos conocéis, nombraré a Ignacio, Juan, Guillermo, Paco y Juanlu.
Aunque parezca que no viene a cuento, no puedo olvidar tampoco a mi maestro Salvador Tejonero, que en La Salle abrió mi mente al mundo de la literatura.
Y debo terminar agradeciendo a mi familia el haber soportado a este aprendiz de carnavalero al que aún le quedan algunas letras por escribir. A mis suegros, verdaderos segundos padres míos. Ana Cozano, y el gran ejemplo a seguir de Tomás Lillo, Plumero de Oro y Antifaz de Oro del Carnaval de Cádiz. Y a mis padres. A José Alcedo porque en mi casa siempre hubo un libro al que acudir, esos libros que fueron los que marcaron mi inicio en el mundo de las letras. Y a Antonia Rubio por aquellas noches en las que nos quedábamos los dos solos para escuchar la Final del Falla, y cuando me contaba que ella había visto en la calle Compañía pelearse a los Marcianos y a los Bichitos de Luz. A mi hermana Carmen y a mis hermanos Paco y Manolo, por la infancia que me brindaron y por su compañía de ahora.
Lourdes y Yolanda me conocen tan bien que poco puedo decirles, sólo que aunque yo no haya descubierto ninguna vacuna ni haya triunfado en nada, que sepan que su marido y padre las quiere mucho y siempre velará porque se cumplan sus sueños.
No puedo irme sin enviar un abrazo a las agrupaciones de este Carnaval, por lo que hacen y por el cariño que todos me muestran. Algunos, hasta me hablan de usted. Todo el que pretenda criticar a la juventud de Puerto Real se las tendrá que ver conmigo, y le digo que debiera mirarse en el espejo de ellos y de ellas, que están luchando por ofrecer a su pueblo unos días de diversión, sin más beneficio que el de vuestro aplauso. Por eso os pido que no regateéis en vuestras palmas esta noche, que todos los comparsistas y chirigoteros que salgan de este Teatro sientan como si a cada uno de ellos le hubieran dado el Plumero de Oro. Se lo merecen.
Sé que han faltado muchos nombres, muchísimos, de los que me han aupado a estar aquí esta noche. Pero el cuarteto está esperando, y sólo me queda despedirme. Gracias a todos, sobre todo a los que no he podido mencionar, pero que se han sentido identificados con mis palabras.
Y para no perder el carácter reivindicativo del Carnaval, quisiera insistir esta noche en la necesidad de proteger a la educación, de fomentar la lectura y la poesía, porque el Carnaval, nuestro Carnaval, vive de esas fuentes.
Mucha gracias a todos."